jueves, 14 de julio de 2011

El Plato vacio


Cuando uno comienza en esto de las filipinas y las estufas. Tiene la ilusión quizá de cocinar bien, de aprender infinidad de recetas, ser experto en tal o cual cocina, tener éxito, ganar mucha lana y un infinito etcétera.

Pero cual será el fin último de esto de saber cocinar. Bueno pues que el comensal se coma lo que hacemos ¿no?

No  viene al caso saber si es cocina de autor, fusión, cocina molecular, slow o fast food o de alguna de las infinitas vertientes que hay en la cocina actual. Lo que debiera de mover a todo cocinero es darle gusto al paladar del cliente y ¿que hay mejor que eso?

No me mal interpreten con esto no quiero decir que se deba vender el alma al diablo, cambiar los ideales, o lo que cada cocinero intente evocar con su receta; con el único fin de dar gusto al cliente. No lo único que creo es que lo que debe mover mayormente a un cocinero es deleitar el paladar de la persona que se sienta a su mesa. Eso es lo que hacemos No. Comida y la comida se hizo para comerse no para admirarse o para dejarse como fue montada en el plato.

Que hermosa complicidad se genera entre el platillo y el paladar del parroquiano sentado a la mesa del cocinero, el está a merced de quien trabaja en la cocina está expectante por saber que se le va a servir.

Mientras tanto en la cocina el encargado del laboratorio de los frijoles urge por que todo salga bien. Que la receta que le llego en un momento de inspiración, o aquella que quiere emular; luego entonces todos los conocimientos adquiridos a través de los años, las técnicas, los sabores converjan en un solo plato y que todo esto sea orquestado minuciosamente para que tanto a la vista como al gusto y en algunas ocasiones al tacto sea agradable. E incite a ser probado.

El plato está dispuesto ya en la mesa será observado, analizado, investigado por qué no olfateado antes de la primera mordida; momento en el cual se gesta una naciente relación entre platillo y paladar se genera un click en el que ideológicamente el comensal se ve bombardeado de recuerdos nuevas experiencias y sabores, mirar esto en lo particular me genera una satisfacción indescriptible no se debe ser comparable a que lean la obra de un escritor, a que una partitura sea interpretada por una orquesta, que compren el diseño de un arquitecto; no se. Esa es la finalidad de cocinar que la gente disfrute todo lo que evocamos en un plato porque es una extensión de los sentimientos ideales e imaginación del propio cocinero.

Ver de regreso un plato que esté completamente vacío a mi gusto como cocinero ¡no hay mejor satisfacción! 

 "Cocinarle a otro ser humano es la forma mas noble y pura de dar felicidad" -Antonio De Livier

Listo gracias por leernos y visitar la cosa esta, ojala lo sigan haciendo asi que dejen sus piensos y vuelvan pronto gracias.

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